ONCE APUNTES DE PHILIPPE JACCOTTET




1965
SEPTIEMBRE

Acaso hay que tender hacia una expresión menos metafísica: entonces la muerte deviene cuidados, paciencia, temor, debilidad, llagas y compresas, nada de grandes frases, ni siquiera una batalla, sólo gestos, sonrisas, lágrimas, estar en vela. Ninguna revelación: paciencia, dolor, angustia, asombro. Debilidad sobre todo, acaso debilidad de niño: desventura de niño. Nada grandioso. Y a pesar de todo...



1966
JUNIO

Carga afectiva de las palabras: más grande acaso entre más oculta está. Lo que Chagall me dijo alguna vez de Mozart: entre más transparente su música, más sensible es en ella la muerte. No estoy seguro de que esto sea exacto, pero hay una verdad y una belleza en este pensamiento. Regla de la contradicción: entre más pretende la literatura ser inspiración pura, más verbal parece [surrealismo]. Lo cual no quiere decir que deba ser verbal para parecer inspirada.



1968
SEPTIEMBRE

Un grito de pájaro oído de noche que me parece no conocer, particularmente cerca, cortando el silencio, una nota separada y luego tres juntas más breves [el ritmo inverso de la figura llamada del Destino en la Quinta Sinfonía de Beethoven]; un grito más que un canto, no largo y modulado como el de un cárabo común, tampoco espectral como él, pavoroso de todas formas. Y si ya no busco en esos llamados, en esas voces, sentido, me descubro no obstante ligado a esos pájaros y a esas voces en la obscuridad. Como pensaba en eso, me di cuenta de que estaba lleno de un miedo sin razón, de nada más sino de miedo. Y pensaba aún que debería intentar atrapar semejante momento sin mentira, sin preocuparme ni de la belleza, ni de la provocación.



1971
MAYO

Poesía: entre más se comprende cómo debería hacerse, menos se consigue. El virtuosismo aparece con el vacío.



1973
ABRIL

Los más que hermosos bosques de robles verdes, cuando los troncos están cubiertos con liquen pálido y la madera vieja está quebradiza, podrida. Jabalíes invisibles. Árboles como piedra, obscura, paredes muy viejas.
Nunca pude asir el sentido de esos lugares. Sólo adivino que se produce una especie de confusión entre el árbol y la ruina, dando el sentimiento de algo muy antiguo, perdurable y grave, a lo que se añade un elemento más inasible y más esencial dado por el verde casi líquido de los troncos. Paisaje para las sombras de los muertos, en donde los límites entre los mundos parecen borrarse más que en otras partes.



1974
ENERO

Cuervo ascendiendo con un vuelo oblicuo y paciente frente a las nubes rosas del alba.



1975
OCTUBRE

La extraña dificultad que representa el hecho de casi no poder sentir ninguna cosa sin pensar de inmediato en su 'utilización' poética ⎯que a la larga vuelve la sensación irritante y acabaría por impedirle a uno sentir para no caer en esa trampa⎯ cuyo ejemplo extremo es la anécdota de Goethe marcando el ritmo con los dedos sobre la espalda desnuda de su amante del momento.
Dicho de otra manera, sucede que, aproximadamente, algo detestable, exasperante al menos, la atención al mundo motivada por cierto trabajo poético, después de un tiempo, acabará por alterar, si no destruir, la capacidad de emoción. Vemos una hoja que cae de un sarmiento de la viña y es necesario que, en seguida, la veamos caer sobre la página blanca; en la mañana sentimos la frescura única del aire en otoño, la claridad del cielo, el brillo de la luz sobre las hierbas y los árboles, y no podemos disfrutarlos tranquila, íntegramente, sin que el poeta se levante en tu cabeza como un escribano diligente ¡y tome nota! Por ello quisiéramos ya no sentir, para que él se duerma. Porque su intervención casi automática, su actividad maníaca y puntillosa parecen falsear los vínculos con el mundo, volverlos menos verdaderos ⎯interrumpirlos también demasiado rápido. Ya nos vemos limitados a cerrar los ojos para escapar de este mecanismo.
¿Cómo encontrar una salida? Ya me he propuesto una hace mucho tiempo: la irrupción de acontecimientos bastante violentos para estropear este mecanismo, cualquier borrasca interior o exterior. Pero esto es condenarse a esperar lo imprevisible; y ¿si no se produce jamás, o muy raramente, como es probable? ¿Habrá un camino más simple, más modesto, más propio a mi caso y a mis medios? ¿O habrá que resignarse a un silencio que sigue pesando si se prolonga?
Pienso que acaso haría falta aceptar este fenómeno, o mejor, intentar negarlo, de ser posible; tratarlo con desprecio. Y por ende, avanzar de nuevo, más o menos a ciegas, cediendo al primer, al más débil impulso, a su gusto, sin objetivo ⎯dejando pasar el flujo, incluso intermitente, de las sensaciones y los sentimientos. Sin detenerse demasiado en las dudas, los temores, los escrúpulos, etc.
Cuando el día es bello en los árboles inmóviles, cuando se aventuran las últimas flores del año, las amarillas, las azules, las malvas, cuando la tierra removida por el rastrillo está negra debido a las lluvias que ha habido, ¿por qué prohibirse sentirse colmado y tranquilo un instante?



1976
FEBRERO / MARZO

La dificultad no está en escribir, sino en vivir de tal manera que lo escrito nazca natural. Es eso lo que casi resulta imposible en estos días; pero no puedo imaginar otro camino. Poesía como florecimiento, fructificación, o nada. Todo el arte del mundo no podría disimular esta nada.
Por añadidura: el florecimiento de una obra, su esplendor al exterior, de ocurrir que abrumaran a sus prójimos, que crearan, del modo que sea, desdicha: qué desnaturalización de lo que se creyó intentar.



*

Uno está tentado, cada vez más, a sustraerse, a desviarse, a dormir. A veces es el deseo, el suspiro de Hölderlin, el amargo deseo de Baudelaire al final de su vida: 'Dormir, seguir durmiendo, tal es hoy mi único deseo. Deseo infame y repugnante, pero sincero'. Eso es contra lo que hay que ponerse estricto, siquiera por gusto al rigor de la lógica. Pues o es uno o lo otro. Si se quiere ser riguroso: o mejor es dejarlo por la paz de inmediato, sin lagrimeos, o pelear, de inmediato, sin interrupciones, con las armas más puras que se siguen teniendo a la mano.



*


La preocupación de ser rigurosamente verídico se enfrenta a muchos obstáculos. El rechazo no es uno de los menores, o el escrúpulo de añadir a la desesperanza que se apodera de las mentes. Cuando, tal vez, lo que llamo mi verdad no es sino un error, una insuficiencia de profundidad o de pasión.



1978
OCTUBRE

Cosas reales, verdaderas, sí, pero lejanas y casi inasibles, extrañas ⎯¿inmerecidas, quizá? Cosas menos que otras veces mezcladas con lo cotidiano, vueltas excepción, casi espejismos ⎯y sin embargo, las únicas que te devuelven el gusto de escribir, que te incitan a retomar la pluma. Ya casi perdidas, del pasado antes que del porvenir ⎯y eso paraliza. Apenas se tiene tiempo para intentar decirlas cuando ya se sustrajeron, se callaron, ya no las oímos; y por ende, ¿cómo traducirlas?







Philippe Jaccottet
Tomados de A través del Trueno - La seminación [Cuadernos 1954-1979]
Traducción de Eduardo Uribe e Iván Salinas
Ediciones El Tucán de Virginia, 2014

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