SEIS POEMAS DE FANNY ENRIGUE




FLUJO SANGUÍNEO

Supe manejar un revólver antes que poder llevar
una cuchara a mi boca. Los niños de la cuadra
me envidiaban. Las niñas pensaban malo, malo
aunque, a escondidas, venían
como si hubiera nacido con un ojo
de más y les gustara ser miradas. Mamá y papá
presumiéndome en la sala, junto a sus armas
policiales.

A los trece estaba
cansado de masturbarme
cada noche y que en la familia durmieran
como si estuvieran muertos.

En la frente
de papá puse el primer disparo:
una de las fieras
que me rasguñaban por dentro. Mamá
iba a sentir demasiada pena
descargué en su ojo izquierdo
para que no llorara: su tristeza
siempre me había causado debilidad.
Podría decir las razones
para tirar en el cuerpo de la abuela
y en el de la tía:
me parecían viejas, las dos
siempre contrariadas, dando instrucciones.

A las seis y media conduje hacia la escuela. Todos
los días son el mismo, aunque era la primera
vez que cargaba un arma en la mochila. Un amigo
me llevó de regreso a casa. Papá duerme
a estas horas, le dije
y no mentía.

Comí un poco de pan, me senté en la sala
y me disparé en la sien.



NUESTRO MÉTODO ES CIENCIA

De niña me dejaron dos pinzas
quirúrgicas en el cuerpo.

Por qué no mejora, decía mamá
por qué
tanta credibilidad
tanto afecto
por sellos y firmas.

Médicos sádicos.

Mamá ignoraba que al fin
me sentía única
predilecta
aunque Dios no fuera
quien me otorgó
el exquisito metal
sino alguien
en blanquísima bata.



ESTAMPA JAPONESA

Una tercera vez ya no es gracioso y es justo
de lo que se trata: moverse
como la chica
a quien corté una pierna, primero
y le pedí, le supliqué, la danza erótica
que repitió antes todas las noches.

Hasta yo tenía perfecta memoria
de los pasos. Ella se negaba, las vendas
no contenían del todo
la sangre, a mi no me importaba
no me importaba en absoluto
el suelo manchado. Y en un acto de pura
justicia simétrica segué la izquierda.

La actividad del tronco
y de los brazos no depende de las extremidades
inferiores.



SOLIPSISMO

Catorce gotas de rivotril diarias
apenas, para silenciar
el zumbido
que parece venir de la calle
y no, está en tu cabeza
está en mi cabeza.

Afuera la noche y ningún
auto, afuera la calma.

Mucha gente tendría
una sobredosis
con esa cantidad.

Mucha gente
se ha matado
por no soportar. Mucha
gente se ha arrancado las orejas
sin que cese nunca
el ruido.

Si te levantas
y no te duele nada
estás muerto.



LAS PIEZAS SE VENDEN POR SEPARADO

Una cerveza para el pianista
y un vaso de leche para mí, pidió R.

Mezcló el cianuro
con olor a almendra
amarga, mientras escuchaba el Nocturno
número dos
. Miró con lujuria
y melancolía al camarero
por varios minutos
antes de convulsionarse.



QUIROMANCIA

Al final del pueblo
hay una escalera
al final
de la escalera hay
una cruz a mitad
de la cruz
hay una cuerda al final
de la cuerda
hay un hombre

ahorcado.







Fanny Enrigue
Tomados de Pinzas [Nuestro método es ciencia]
Sombrario Ediciones, 2018

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