TRES POEMAS DE GUSTAVO IÑIGUEZ
TODO LO QUE ESCRIBIMOS
[A la manera de Lucio Fontana]
Para Erick
Todo lo que escribimos
sobre otros
nos exhibe
:
reconozco la culpa
al intentar el consuelo
y ver
ideas que sobresalen
como manos
limpias
empuñadas
[en el filo de una navaja]
[ / ]
Me siento avergonzado.
Me siento avergonzado.
[ / ]
Todo lo que escribimos es un golpe
al azar
que se estrella
en lo que amamos.
CAJA PARA ROBERTO
Las piezas negras
como decisiones
rotas
en el tablero
que enmarca la cabeza de un león.
Como un trofeo
se erige
el frasco de las piezas blancas:
el espacio
es un instrumento de oposición
donde los objetos se rinden
quietos
al asedio.
Todo lo que escribimos es un golpe
al azar
que se estrella
en lo que amamos.
CAJA PARA ROBERTO
Las piezas negras
como decisiones
rotas
en el tablero
que enmarca la cabeza de un león.
Como un trofeo
se erige
el frasco de las piezas blancas:
el espacio
es un instrumento de oposición
donde los objetos se rinden
quietos
al asedio.
[En tu pecho sólo retumbará
el perdón:
ritmo
en el que la venganza
se recrea].
En la conciliación:
una escopeta
que no deja de exclamar
«síntesis»
como aullidos
«síntesis»
como disparos
de arrepentimiento
contra el enorme buey que
pesa sobre mi lengua.
CONSOLACIÓN A SAIRA
a continuar.
No es posible separarnos del sufrimiento
ni de la belleza:
amemos
con atrocidad
y odiemos
lo que es inseparable a nuestras vidas.
Raspemos los colmillos
en los restos
de lo que no nos pertenece
sin tragar su descomposición.
Aullaremos con poco entendimiento
al mascar las flores para sanarnos
con aromas por venir.
Primitivas, vamos a abandonar la culpa por morder los pétalos de las hermosas amapolas. Amemos el destello narcótico, su protección.
Purguémonos.
Volvamos a lamer la sangre que manó de nuestra herida. A perfumar el rastro: borremos el camino que nos llevó al reposo.
Hagámoslo con odio al poder
que ha sido ejercido en nuestra contra.
Fuimos puestas al servicio del más fuerte:
perras decorativas
animales sin comprensión
domésticas.
Colmemos nuestra boca con la espuma de la rabia y salivemos de perdón sobre la abierta
para ladrar
con el hocico radiante
sin hacer mayores comentarios.
Gustavo Iñiguez
Tomados de Instalación doméstica
Sombrario Ediciones, 2019
En la conciliación:
una escopeta
que no deja de exclamar
«síntesis»
como aullidos
«síntesis»
como disparos
de arrepentimiento
contra el enorme buey que
pesa sobre mi lengua.
CONSOLACIÓN A SAIRA
Aprendimos a ser dóciles: perras lastimadas que desde el basurero amaron a sus perseguidores. Aprendimos a lamer nuestra carne, a repudiar el hedor
a continuar.
No es posible separarnos del sufrimiento
ni de la belleza:
amemos
con atrocidad
y odiemos
lo que es inseparable a nuestras vidas.
Raspemos los colmillos
en los restos
de lo que no nos pertenece
sin tragar su descomposición.
Aullaremos con poco entendimiento
al mascar las flores para sanarnos
con aromas por venir.
Primitivas, vamos a abandonar la culpa por morder los pétalos de las hermosas amapolas. Amemos el destello narcótico, su protección.
Purguémonos.
Volvamos a lamer la sangre que manó de nuestra herida. A perfumar el rastro: borremos el camino que nos llevó al reposo.
Hagámoslo con odio al poder
que ha sido ejercido en nuestra contra.
Fuimos puestas al servicio del más fuerte:
perras decorativas
animales sin comprensión
domésticas.
Colmemos nuestra boca con la espuma de la rabia y salivemos de perdón sobre la abierta
para ladrar
con el hocico radiante
sin hacer mayores comentarios.
Tomados de Instalación doméstica
Sombrario Ediciones, 2019
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