SIETE AUTORES DE SOMBRARIO EDICIONES
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Padre levántame
dibuja ese parque de plástico
que era muy grande
respecto a mí
ayúdame a volver a casa
ya estoy vieja para aprender el domicilio
más vieja que tú
para aprender a vivir de cualquier manera
llévame al parque grande
súbeme al juego de tu memoria
dime
que me quede quieta
.
Abril Medina
[Guadalajara, Jalisco, 1985]
*
La elegancia histórica de esa gente que muere
el mismo día en que se celebra su nacimiento
qué redondez biográfica
qué conciencia narrativa
qué enfermedad irónica
de esa gente que muere
una paradoja triste
pero felizmente memorable.
¿Apreciarán el detalles los homenajeados
entre sus últimos pensamientos?
¿O es un regalo sólo
para lectores de obituarios
y esa clase de gente
que no muere?
¿Y qué hay de aquellos malnacidos
con el pésimo gusto de morir
durante cumpleaños ajenos?
Iván Soto Camba
[Guadalajara, Jalisco, 1982]
MARLBORO
«El cáncer de pulmón es mortal», dice la cajetilla.
El cáncer vende:
mi padre fuma como chimenea.
Lo quiero, pero no quiero ser como él:
tan sedentario y feliz.
Y no quiero que mi padre muera.
Mi padre nunca me donará su sangre,
mucho menos,
por más amor que haya, un pulmón.
Nuestros pulmones valen igual a nada;
ambos tenemos humo, el suyo es doméstico
como el de una chimenea.
Yo soy una fogata de neumáticos.
Lo quiero, pero no quiero ser como mi padre;
a mí la promesa del cáncer me da paz:
sólo con la garganta hecha trizas puedo hablar como hombre.
Lo quiero, pero no puedo ser como él.
Él fuma como chimenea, sedentario y feliz;
yo fumo como locomotora.
Christian Peña
[Ciudad de México, 1985]
CAMINAR POR LA PLANCHA
La única vez
que vi llorar a mi padre,
dijo que era de felicidad.
Sucedió mientras intentaba
subir las escaleras.
El alcohol le había corroído
cualquier compás.
El rostro sumergido
en el principio de cada escalón.
Los ojos semicerrados.
el pecho hacia atrás delataba,
no solo la carga de los años,
sino la imposibilidad
de que de ahí tomaran
la costilla de la que nacieron
mujeres como mi madre.
Termina por sentirse avergonzado.
Guarda la compostura
y avanza en línea recta
hasta internarse en su cuarto.
El silencio como testigo:
trató de ir más allá
de su función de padre
y lo único que consiguió
fue caminar por el tablón.
Él mismo iluminó la senda
hacia la pena máxima:
la hija que daba cuenta de su debilidad
y aquel llanto, plomo en sus tobillos.
Maira Colín
[Ciudad de México, 1978]
*
Las olas
se retiran
se jactan, animadamente
de ir a lo más hondo de la historia
hasta la premonición
quise alejarme
de los condescendientes
de los que evitan decir: muerte
de los curiosos por la enfermedad
y los finales
las miradas que duplican el dolor
sólo en ti vive el consuelo
como un experto en la tristeza
soy el espejo que aún no ha tenido esos dolores
pero comprendo, hermana
que las olas no dejan de golpear
lo que más duele
lo que ya no se sostiene por sí mismo.
Patricia Mata
[Guadalajara, Jalisco, 1985]
I'M LOVIN' IT [NO PRÓLOGO]
Primero el incendio: largo, volátil.
Después los diarios y el suicidio.
La palta se expande
sobre árboles quemados:
gasolina, fósforo, el cuerpo.
La escasez del agua, quema.
Entonces voy por la vida como alguien que ignora sus pesadillas. Evito cualquier tipo de política. Evado manchas de sangre en el piso, el carbón, su secuela. Consumo los químicos correctos. Apruebo otro tipo de pandemias. Acepto la rama enfermiza que no reventará ninguna loza.
Mi cuerpo, otro cuerpo en quema.
Tu cuerpo: se vende.
El milagro enrosca disparos:
¡nos encanta!
Armando Salgado
[Uruapan, Michoacán, 1985]
SALTO MORTAL
Amaneció una pistola
sobre la mesa del comedor.
Bebimos café con el arma
entre nosotros.
Hay cosas destinadas para el color negro.
Una pistola.
Un café.
Nuestro silencio.
Enrique Carlos
[Guadalajara, Jalisco, 1988]