OCHO POEMAS DE PATRICIA VÁZQUEZ




*

Dos mujeres luchan en el ring
dividen gloria y poder en la lona
fingen con sus caras cubiertas
por sudor y cabellos.

El público apuesta en dólares.

Ellas

cuando el dolor físico las excite

desearán no haber simulado.



*

Sonia desafió a Patricia.

La citó en su departamento.
Con el marido de viaje
no tendrían testigos.

Improvisaron el ring con un tatami
en el centro de la isla.

La lucha duró tres asaltos:
en siete minutos
derrotó a Patricia.

Así nos enteramos
que Sonia aprendió con su esposo
llaves y golpes
al abdomen bajo.



*

Alternaba llaves
con golpes
al elevar a Sonia
y azotarla en la lona.

No es difícil imaginar a Patricia fuera del club
con un vestido de flores
zapatos de tacón alto
y piernas torneadas.

Su belleza camina
en muchas direcciones.



*

No competiría por Sonia
ni se enfrentaría a su marido
por sus movimientos bruscos
y tristes.

Su mirada murciélago
divinidad en el brillo de las cuerdas
Patricia no competiría con ningún hombre
por atención y coqueteos:

batalla perdida desde el inicio de los tiempos
desde que la máscara
se incorporó al sudor
en la lucha romana.



*

Es alguien diferente a distancia.

Domina a ras de lona
por la fuerza de sus piernas
las llaves y tijeras.

Es inigualable en short distance.

Domina el forcejeo mano a mano
y es la mejor a cuarenta centímetros
de distancia.

Su carne es el canal del deseo y la angustia.
Sale de su cuerpo y triunfa en la lucha.

Pero sin distancia corta no es tan buena
no disfrura en su contrincante
el recuerdo de los cuerpos en la sala.

Es rara, dice Patricia
casi siempre
pierde la batalla.



*

Era un juego articulado
para tocar la lona y el cielo
al mismo tiempo
eran dos mujeres jugando a la geometría
de los cuerpos en el aire.



*

Lucharon frente al marido de Sonia
en el tatami del centro de la casa
donde salió victoriosa.

Sonia jaló del cabello a Patricia
y le pisó el abdomen y los pechos
ambas giraron lado a lado de la alfombra
sin evitar que sus senos en las vueltas se rozaran
para sentir el placer de los que sienten
al fingir indiferencia.

Patricia se rindió.

Más tarde, en la oscuridad de la alcoba
el matrimonio aplicaba derribes y proyecciones
sobre los recuerdos de llaves y golpes
donde Patricia durmió sola.



*

Se vieron de noche y con hastío.

No hablaron de su encuentro en la isla
ni los besos al terminar la lucha.

Sonia y Patricia se vieron con hastío
en el ring de la victoria.












Patricia Vázquez
Tomados de La novela de las mujeres murciélago
Espina Dorsal, 2022

Comentarios